
La historia Gears.
Aunque las complejidades de un juego estratégico están ahí desde primera hora, no cabe duda de que ambos estudios han contado con una “ayuda” extra. Tanto Splash Damage como The Coalition son los encargados de la franquicia desde que comenzaron con Gears of War: Ultimate, por lo que tienen años de experiencia en ella (y mucho recorrido ganado tras Gears 4 y Gears 5).
El ser buenos conocedores de la saga no sólo les ha valido para que todo lo que aparezca en pantalla lleve el sello Gears, sino también la propia historia. Para ser exactos, nos vamos 12 años atrás respecto al primer Gears of War.
A los mandos de la misma está Gabe Díaz, el padre de Kate Díaz (la misma de Gears 5, sí). El objetivo es doble: por un lado, reclutar al mayor número de Gears posibles para salvarlos de las garras de los Locusts (y que, a su vez, repercute en el gameplay), y por otro, y aquí está el eje de la historia, acabar con Ukkon, un científico involucrado en experimentos muy macabros tras las horas enemigas.
Todo esto fragua una aventura que no desmerece, en ningún momento, lo que ya hemos visto en anteriores Gears. Eso sí, la clave está en que no lo hace como un juego de acción en tercera persona, sino como uno de estrategia por turnos.
Mejora la estrategia.
Sería injusto decir que Gears Tactics es un XCOM con la skin de la saga de Microsoft. Que bebe y utiliza el esquema de los elementos jugables de la saga de Firaxis es indudable, pero que reproduce los paradigmas de XCOM al pie de la letra no es así. Salvando las distancias, es parecido a lo que Mario + Rabbids Kingdom Battle consiguió en su momento, es decir, tener su propia personalidad, su batería de características únicas para que no se le pueda achacar un: “Te has copiado al 100%”. No evoluciona la estrategia, pero sí que la mejora.
El planteamiento de cada misión, ya sea principal o secundaria, nace de una premisa: cuatro unidades desplegadas (o menos, según parámetros o restricciones) y una serie de objetivos a realizar, desde coger suministros hasta rescatar soldados o acabar con unas cuantas oleadas. En ocasiones, las misiones secundarias se repiten y se alargan en demasía, pero la disparidad entre el tiempo en el que aparecen las mismas es suficiente para que no se haga pesado.
Con las tropas desplegadas -unidades que podemos reclutar desde nuestra “base”-, todo se delega ahora a los Puntos de Acción. Cada soldado tiene un número determinado de puntos que puede gastar por turno: moverse, disparar, parapetarse, activar guardia, usar habilidades, etc. La cantidad de comandos diferentes llega a abrumar durante las primeras horas. Pero una vez se controla la interfaz, la sensación de dominio es tan placentera que se observa el cariño y las horas que ha tenido detrás por parte de los diseñadores.
Todo responde al unísono. Se pueden usar los Puntos de Acción de manera indistinta, por lo que da igual que Gabe utilice primero un punto y luego se pase a otra unidad del grupo. La idea es que entre todos ellos se combinen para que el combate se ponga de cara, los porcentajes de tiro sean óptimos y el turno del enemigo sea lo más placentero posible.
Nos han sorprendido, y gratamente, los jefes finales que van apareciendo. No son para nada sencillos, y algunos de ellos nos han llevado varios intentos el poder superarlos. Se combina lo mejor de la estrategia por turnos con la tranquilidad, el saber estar y las matemáticas. El no apretar el gatillo tan rápido y usar la mollera antes de hacerlo, algo que no es tan corriente en la saga Gears.
Todo esto se introduce en una campaña para un solo jugador que no necesita para nada del multijugador que no tiene. Es vibrante, divertida y con muchas horas tras de sí (todo depende del tiempo que uno se quiera entretener en cada misión o haciendo secundarias). Además, si abrumador es el campo de batalla con habilidades, más lo es la personalización de personajes.
Aquí no vamos a encontrar pequeñas modificaciones de habilidades o de armas: tenemos un completo árbol de skills (con casi 30 por personaje) para desarrollar a nuestras tropas. Cada misión nos da experiencia, y con la experiencia y subida de niveles ganamos puntos de habilidad y mejores estadísticas. El círculo vicioso del buen juego de rol combinado con el de estrategia por turnos.
Así mismo, cada personaje tiene tal cantidad de objetos para personalizar su equipo que uno se perderá también durante las primeras horas, como decíamos antes. No hablamos de cambiar el color, algo puramente superficial, sino de mejoras en las rodilleras, armaduras, cargadores, mirillas, cerrojos, culatas y un amplio etcétera (hasta se puede modificar el casco). Y para conseguir estas mejoras, las podremos encontrar en cajas de botín por el escenario o realizando misiones. Ah, y detalle importantísimo: no hay nada de pago. Cero. Todas las lootboxes que aparecen en pantalla son gratuitas. Todas. Eso sí, el juego no tiene una capa de administración de bases, operaciones, envío de soldados, etc., lo que se echa en falta cuando ya se tienen tantas tropas esperando en lista de espera eterna.
Con el gameplay desmenuzado, poco hay que añadir al apartado técnico y gráfico. Es de agradecer la cantidad de opciones de personalización que incorpora el juego, para que incluso PCs con más problemas de rendimiento puedan ejecutar el producto. Esto demuestra la experiencia de muchos años trabajando con Unreal Engine 4, personajes megadetallados, escenarios que se ven de escándalo en esa perspectiva isométrica y uno efectos ambientales que aprovechan la potencia del engine. Y ademas, cuenta con el maravilloso doblaje latino.
LO MEJOR
- El apostar por una campaña offline que lleva el sello Gears.
- Jugabilidad directa muy detallada.
- Un apartado técnico y gráfico impresionante.
LO PEOR
- Al asiduo al RTS o turn based se le puede antojar corto, más al no tener la capa de administración de la base de operaciones.
- En ocasiones, las secundarias se alargan demasiado.